jueves, abril 21, 2005

¿Es el amor cosa de magia?

Le he estado dando vueltas al asunto, y al final creo que en mi mente se ha creado un atisvo de respuesta, pero cuando trato de expresarlo me parecen desvaríos. Voy a intentarlo porque creo que merece la pena, y si no lo consigo al menos quedará constancia de mi fracaso en este post. Ahí voy . . .

Desde siempre se ha considerado que masculino y femenino son opuestos: a nosotros se nos atribulle la fuerza, el ímpetu, la lógica pura y dura, somos hijos de marte, dios de la guerra; en cambio, vuestra representante, Venus, es diosa de la belleza, se os supone más sensibles (que no débiles), y con una mente mucho más despierta que la nuestra para resolver problemas que no se pueden solucionar con lógica matemática. Nosotros romperíamos una ventana para irrumpir en una casa, vosotras antes de destrozar nada miraríais si la llave está debajo del felpudo. En el pasado estas diferencias hacían que se os infravalorara; no servíais para hacer la guerra, y erais peores campesinas, así que vuestro papel quedaba relegado a mantener la casa limpia, además de criar a los hijos y el hombre llevaba a casa el jornal conseguido con el sudor de su frente. Afortunadamente estamos ya en pleno siglo XXI y, aunque las discriminaciones no han desaparecido del todo, al menos es cierto que vuestra situación ha mejorado y sigue haciéndolo con notable rapidez. Yo creo que las aguas están volviendo a su cauce, masculino y femenino no son cosas opuestas, son complementarias, no pueden existir la una sin la otra, así como un pez es incapaz de respirar fuera del agua. Con toda esta parrafada solo quiero dejar claro, que (siempre bajo mi punto de vista) hombres y mujeres nos necesitamos unos a otros.

Pero claro, todo lo anterior no explica nada. ¿Por qué a casi todos nos ha pasado que en un momento de nuestra vida el mundo se ha detenido a nuestro alrededor y hemos sentido mariposas revoloteando en nuestro estómago? Y no es necesario, haber visto jamás a la otra persona, puedo dar fe de que nos podemos enamorar de unos caracteres escritos en la pantalla de nuestro ordenador. Bueno, pues eso no es magia en estado puro, es una simple chispa de ella, que puede arder con una luz cegadora, pero q desgraciadamente suele terminar apagándose. Cuando hemos experimentado esa sensación durante el tiempo que sea y la llama se ha extinguido, nos sentimos vacíos, solos y desamparados, y muchos cometen el error de tratar de volver a experimentar ese éxtasis al precio que sea. Pero si caemos en ese juego pronto nos damos cuenta de que las sucesivas relaciones nos aportan menos de esa embriagadora sensación, hasta qué, más que una llama, de la pasión solo quedan rescoldos. Lo que tampoco se puede hacer es encerrarse en uno mismo después del primer fracaso, si no, nadie aprendería a ir en bici por miedo a hacerse más raspaduras en las rodillas. Si algo se acaba, se acabó, levantamos la cabeza, lamemos nuestras heridas y seguimos adelante, con la mirada atenta, y con fe, pero sin lanzarnos en los brazos del primero que pase.

Y ahora es cuando por fín pienso que tal vez he creado el clima adecuado para hablar de la magia, la de verdad. A veces, cuando pasa el fogonazo y ves a la otra persona tal cual es (porque no lo he dicho, pero el enamoramiento nos ciega, por supuesto), le ves con sus virtudes y sus defectos (aunque seguro que no los ves como tales, si no que son "peculiaridades") y te das cuenta de que es la persona con la que quieres vivir el resto de tu vida, que si está lejos por cualquier razón es como si te faltara una parte de ti mismo; y es que por fín os habeis encontrado, y cada nuevo día a su lado es una bendición. Y hay parejas así, existen, y parejas de ancianitos digo, que se han reído viendo como el tiempo iba esculpiendo sus pieles y encorvando sus espaldas con el peso de los años. Y, si que tales parejas existan en esta sociedad ególatra y artificial no es cosa de magia ¿a que se debe?

Seré tonto, pero sigo creyendo en el amor.

P.D: Me despido por una buena temporada, tengo 3 semanas seguidas de guardia.

sábado, abril 16, 2005

Lo prometido es deuda

Ya estoy de nuevo aquí. No tengo nada que contar (que novedad, ¿no?), pero he prometido que antes de irme a dormir escribiría algo aquí. Aunque ahora que lo pienso, al terminar de escribir esto podría borrarlo y mi promesa seguiría estando cumplida, pero claro, a ver cómo lo demuestro. Estoy dejando que mi mente salte de un pensamiento a otro para ver si consigue encontrar algo que yo pueda aportar a este post, pero parece que mis conexiones interneuronales se han ido al cuerno, o tal vez no, que todo puede ser.
Algunas veces llego aquí y creo que sí que tengo algo que decir, pero me parece que soy incapaz de expresarlo; siempre me pasa lo mismo con las cosas importantes, mi autoestima se viene abajo antes de abordarlas, me derroto a mí mismo antes de empezar siquiera. Pero a veces (solo a veces) la rabia se apodera de mí, me aborrezco por ser tan derrotista, por no concederme ni una oportunidad, y consigo pasar de ser una damisela en apuros al tipo duro "todo va bien" de los anuncios de Marlboro. Estoy como una cabra, supongo, bueno no, estoy seguro. Pero de lo que también estoy seguro es de que la mente humana es poderosísima. Nuestra mentalidad supone casi la mitad de las posibilidades que tenemos de conseguir lo que nos propongamos.
Aunque claro, nunca olvideis que lo que no puede ser, no puede ser . . . y además es imposible. Así que no me vengais luego con que os habeis tirado por la ventana creyendo realmente que podíais volar y os habeis roto la pierna; de los milagros y la magia hablaremos otro día. Y colorín colorado este post se ha terminado.