viernes, julio 15, 2005

Adios viejo amigo


Sé que posiblemente no le importa un comino a nadie, pero a mi sí. Mortwind ha sido parte de mi ser durante más de dos años, pero una extraña melancolía nada propia de él se le apoderó de un tiempo a esta parte. Cada vez salía menos a la luz y hoy me he dado cuenta de que en algún momento ha recogido sus cosas y se ha ido para siempre. Mortwind, allá donde estés solo puedo desearte lo mejor, y si por casualidad me oyes, quiero agradecerte que me hayas acompañado todo este tiempo; no sé dónde estaría ahora sin ti, me has hecho sonreir en los momentos más difíciles. Solo quiero pedirte que si en tus correrías ves a Sturm, le des saludos de mi parte, dile que también me acuerdo muchísimo de él. Tete, Oliva . . . cuando leais esto tal vez os den ganas de llamar a los loqueros; dejadlo correr, os juro que no estoy loco. Y tú Tete, búrlate lo menos posible, que te conozco. Adios Mortwind, que seas muy feliz.

P.D: Este blog y la cuenta del messenger no eran solo mías, así que no me veo con derecho a seguir utilizándolos. Ya os avisaré de las nuevas direcciones. Un saludo a tod@s.

jueves, julio 14, 2005

Ansiedad

Me ahogo, no consigo meter oxígeno en mis pulmones. El ambiente está como encharcado, y coger aire supone un esfuerzo titánico. Abro la boca pero la situación apenas mejora, y además al final de cada inspiración una punzada me sacude el pecho como si me lo estuvieran atravesando con una aguja de calceta. Trato de relajarme, introducir el aire de forma pausada, pero me da la sensación de que voy a terminar asfixiado, así que ignoro el dolor y continúo inspirando con fuerza. Me estoy hiperventilando, veo puntitos negros danzando delante de mis ojos, casi tengo la sensación de que realmente están ahí, de que puedo apartarlos pasando la mano por delante de la cara. Pero si es así vuelven una y otra vez, por lo que decido concentrarme en ellos, parece que al menos me distraen de esa sensación de ahogo. Me voy relajando, trato de que el diafragma haga su trabajo por sí mismo. Empiezo a notar cómo mis músculos empiezan a destensarse y apenas soy consciente de que se me están cerrando los ojos . . .
Estoy en mi casa, o algo así. Bueno, en realidad ninguna otra puede ser considerada mía con tanta propiedad como el lugar en el que me encuentro. Aquí están todas las habitaciones en las que he vivido, todas las cocinas, los cuartos de baño, TODO. Pero no me siento feliz, algo no va bien. Ahora me encuentro en la habitación en la que más tiempo he vivido. Estoy aquí, de pie, con mis 23 años, pero en la cama hay un chico de 7 que se tapa la cabeza con una almohada; y sé perfectamente que ese niño tambien soy yo. ¿Qué es lo que trato de no oír? El pasillo trae voces conocidas, no parece una conversación agradable. En un momento dado las voces se acercan discutiendo, y oigo como la puerta de la calle se abre y se vuelve a cerrar con un portazo. El niño/yo se ha levantado de la cama para cerrar del todo la puerta de la habitación, recuerdo perfectamente lo que va a pasar y salgo para no verlo, pero no accedo al pasillo. Es la misma casa, pero estoy en la habitación a la que me trasladé un par de años despues. Y ahí me veo de nuevo, pero esta vez sé que tengo 9 años y vuelvo a estar llorando. Es un llanto desgarrador, me pone los pelos de punta. La puerta de la habitación se abre y entra mi madre, sé de que va la historia, así que salgo huyendo para no tener que recordar. Entro en la habitación de mi madre, en la misma casa. Un chico unos pocos años más joven que yo llora con el teléfono inhalámbrico en la mano, y sin esperar a ver más me doy la vuelta y corro. Aparezco en el piso en el que me encuentro ahora mismo, en la misma habitación, pero no está amueblada igual que ahora. Me veo dándole un beso en la frente a mi abuelo . . . casi antes de estar dentro de la habitación ya me he dado la vuelta y pongo pies en polvorosa. Tropiezo con una moqueta y caigo de bruces al suelo; Estoy en el chalet de Teruel, veo a un chavalín de 4 años, llamando su madre a voz en grito. Se ha hecho pis, está llorando, y no puede bajar de la cama, porque no ve nada y además ayer se la cambiaron de sitio y está intentando bajar por el lado de la pared. Me acerco a él, quiero hablarle, decirle que no pasa nada, mamá vendrá al rescate en un momento, lo sé de primera mano; pero a mitad de habitación el suelo se hunde bajo mis pies y caigo . . .
en mi cama, y reboto y todo, como si hubiera caído de un sitio alto. No han pasado ni dos décimas de segundo desde que he despertado, pero ya estoy completamente despejado. Estoy bañado en sudor y empiezo a notar frío, así que me cambio de pijama y vuelvo a acostarme. ¡Menuda pesadilla he debido tener!, no sé si quiero recordarla . . .

P.D: el autor de este post NO sufre de ansiedad ni ha soñado con los acontecimientos arriba reseñados, o por lo menos no le queda constancia de ello.

domingo, julio 10, 2005

mente en blanco

Mi musa no ha venido hoy, probaré en otro momento.